jueves, 14 de enero de 2016

Día 2

No voy a mentir; estos últimos tres días han sido bastante terapéuticos.

Comencé a trabajar en la Administración de una Automotora. Agradezco la oportunidad y a pesar de ser un trabajo ofrecido por mi padre, no quita que es un trabajo con cierta presión. Facturas de compra, facturas de venta, guías de despacho, cotizaciones... es mucho más de lo que he trabajo en gran parte de mi vida, por lo menos en tema administrativo.

Mi día comienza como jamás había pensado que comenzarían. Me levanto a las ocho de la mañana para estar en la oficina a las nueve. Trabajo hasta las diez para salir a fumarme el primer cigarro del día. Este cigarro comienza a gatillar los primeros bostezos, y ahora último, las primeras arcadas. Es como si mi cuerpo rechazara el veneno que hace poco pedía a gritos.

Vuelvo a trabajar después del primer cigarro, no sin antes preparar una taza de café para eliminar el olor característico del tabaco barato. Evito fumar con la chaqueta de la automotora, pues no es mía y no quiero ser regañado por dejar la oficina con el desagradable olor.

Mi media jornada termina a las una de la tarde, y al llegar a casa me distraigo haciendo cualquier cosa hasta que el sueño me domina. Normalmente duermo desde las cuatro a las siete, para levantarme y comenzar mi jornada de juego y escritura, que termina no más allá de las una de la mañana.

Me acuesto y me despierto a las ocho, para comenzar de nuevo.

Este pequeño trabajo me dará suficiente para poder cancelar las deudas que tengo con el primo de mi ex pareja, a cuenta de un Notebook que adquirí hace casi un año.

Es divertido pues muchos creen que el término de mi relación anterior significó el dejar de pagar esas cuotas, pero siendo sincero conmigo mismo, jamás se me cruzaría por la cabeza algo así. Si dejé de pagar es porque simplemente es difícil conseguir trabajo con mi apariencia. Barba, pelo largo, ojeroso, claramente cansado... rechazado.

En fin, agradezco quizás el hecho de ser considerado por mis habilidades más que por mi apariencia. Mi padre confía en que puedo realizar bien el trabajo. Me manejo bien frente a la computadora, soy más eficiente que la media cuando se trata de tipeo y manejo de archivos excel, pero no conozco el sistema lo suficiente como para sacar provecho de ello. Poner a alguien enfrente del manejo de dineros por la venta de diez autos... cualquiera tomaría parte de eso y saldría corriendo, o tal vez no.

He logrado alcanzar casi ocho horas de sueño, pero aun así me gustaría mucho volver a las cuatro con las que me desempeñaba... las pesadillas... siempre las malditas pesadillas.

A veces sueño con persecusiones, o asesinatos. Escenarios apocalípticos se presentan y soy parte de un esquema que no he pedido. A veces aparecen personas de mi pasado, gente que ya no recuerdo o que no presentó gran importancia. A veces aparecen los amores perdidos o imposibles que tuve durante mi adolecencia... pero no hay rastros de las personas que a veces duelen, y eso es mucho más de lo que he recibido durante los últimos once meses.

Todavía no decido si compartiré este blog con las personas pertinentes, con aquellas que siento que necesitan leer esto, pero después de todo recién es el segundo día. Siento que no me daré ni cuenta cuando sea el último día.

Las cosas se han vuelto muy extrañas últimamente, y no es como que quisiera que volvieran a lo de antes, pues ya no sé que es peor, pero tengo esa sensación... esa desagradable sensación que me dice una y otra vez que las cosas están por tornarse mucho más oscuras de lo que ya están.

Solo espero estar a la altura de las situaciones que se vienen.

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