sábado, 6 de febrero de 2016

Día 25

Me encontraba sentado en mi cama sobre la pared. Frente a mi, un viejo amor que hace mucho que se encuentra apagado. Una amistad inquebrantable reemplazaba una fina llama, hace mucho extinta.

Conversamos sobre los astros, la gente, la vida, el comportamiento, la muerte... y entonces surgió este diálogo.

- Si lo pienso bien, lo tienes casi todo. Eres inteligente, gracioso... feo no eres. Podrías conquistar a cualquier mujer que quisieras - dijo en un tono interrogativo, como intentando desvelar cual era el motivo de mi decisión de estar solo durante tanto.

Mi mente había ya pensado cuarenta respuesta diferentes, y la que surgió fue la más simple de todas.

- Es que no quiero conquistar a cualquier mujer - respondí, frenando en seco ante la posible idea de que esa frase, que dentro de mi mente era bastante más simple, pudiera confundirse con algo más. Pero nos conocemos hace años, y ella entendió perfectamente a que me refería. Sonrió y terminó su cigarro mientras la noche avanzaba en nuevos tópicos interesantes que logran de a poco, alejarme del pasado.

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